miércoles, 26 de diciembre de 2007

Hasta un libre pensador...

Hasta un libre pensador desea "feliz Navidá", pero, ¿qué sería de ésta si no hubiera comida? No, este año, no... "Hoy voy a cambiar", según dice la D'alessio (¿así se escribe el apellido de la Leona Dormida?). Este año decidí restringirme y no atascarme, como ha ocurrido durante toda mi vida... así que mi cena constó de:



Así es, señores, faltaba más, faltaba menos, dejaría de ser su pijo y esbirro favorito si no les compartiera mis dosis de literatura y cafeína. Beat y café para pasar una lida Navidá...



Bueno, pero es tiempo de amor, paz, reflexión y sinceridad... Y para que luego no me anden quitando el beneficio de la duda (del que gozo por ser la cruz del sur, soy el que cierra y el que apaga la luz... no, no voy en tren, voy en avión), la neta sí me comí vorazmente una carne...







Bueno, la neta, la neta, esa fue mi cena del 23... porque el 24 me la pasé como cada año: con mi familia. El domingo anterior estuve con mi compañera de departamento, Xian:



Es chida y, como a mí, también le encantan las gordas... sobre todo que tengan mucha pechuga:



No'mbre, con salsa verde, cebolla, crema y queso... las gordas de chicharrón son la neta.

jueves, 20 de diciembre de 2007

No soy pega textos, no soy pega textos

¡¿En serio?! No ma... ¿Eso hiciste?

Pues el lunes fue la fiesta de la empresa (en Santa Fe, güe, por cierto, jamás encontramos la cabeza Olmeca de la que nos habló el maestro Alfonso... bueno, creo que Gonsen la llegó a ver en los baños de hombres) y estuvo muy chida: chupe hasta decir basta (podías pedir y pedir y pedir, por ello los güisquitos fueron mis mejores amigos —París de noche—), comida (no dejo de sorprenderme a mí mismo, sólo comí una tostada de ceviche, verdá de Dios), música en vivo (con grupo "versátil": desde La quinta Estación, pasando por Los Ángeles Azules —¿cómo te voy a olvidar?—, hasta Paulina Rubio —"Y nada de esto fue un error"— y Miranda!, o sea, equis... estuve tentado a pedirles Stand inside your love, de los Smashing, o mínimo algo de los Strokes) y mucha gente.

Como es mi costumbre, anduve de mesa en mesa, dizque platique y platique, pero es la hora en la que no me acuerdo exactamente de cuáles fueron los temas trascendentales que abordé, sí estoy seguro con quién estuve, eso sí.

El caso es que llegó el momento de la verdad, la hora cuchi cuchi, aquélla en la que uno muestra el cobre y definimos el tipo de borracho que somos... alguien le dijo "Pega textos" a Mario Carbonell y ése lo asumí como un insulto para todo el gremio peonero de los editores, así que me prendí y me puse impertinente... afortunadamente el afer pegatextos (sí, ahora junto, de seguido: "pegatextos") terminó con un borrachín chillando en una esquina... no, en realidad dos borrachines y mi querida Dulce Liz Moreno, ella soportándonos, duo pendenciero gritando: "No somos pegatextos, maldita sea"...



Aquí entra como anillo al dedo el comentario que me dejó Mr. Nagual (sí, ya voy a empezar de presumido):

"Saludos, gracias por responder a la filisófica pregunta de La guarida del nagual. Dicen los reporteros (ya ves cómo son de cábulas) que reportero sin suerte no es reportero: es editor. Lo cierto es que en el mundanal mundo del periodiquerismo el editor es el aliado oculto, el que arregla la nota y el que menos crédito (y en algunos casos los regaños), es quien tiene que añadir mucho plus a la información..."

Sr. Nagual, usté diga cuándo nuestra dosis de choro y cafeína, que me encantan.

...Para no poner más en evidencia el estilo perdido, aquél que se fue sin decir adiós de aquella fiesta de la empresa, me la seguí en la bien ponderada Bóveda (cantina que me significa un remanso de paz), no sin antes despedirme de Paola (¿por qué en esas fiestas del periódico he terminado discutiendo con esa mujer que no me quiere?), fémina, si lees esto... ja, sé que no lo leerá.

El mantra de la semana: No soy pegatextos, no soy niña y no vuelvo a decir majaderías frente a una dama (estoy casi seguro de que Vianey Esquinca va a reprobar mi imagen por haberle preguntado si alguna vez consideró que "la cagué" al revisar sus textos).

No se me apareció mi maestro Obi Wan Rafael Tonatiuh para ayudarme contra esos malditos güisquis del imperio: una victoria (¿o era Indio?) más para el Lado Oscuro. Pero nos veremos en el Negresco...

miércoles, 12 de diciembre de 2007

¿Cuál es la moraleja?


Vuelvo al oficio de bloggero con una fábula que encontré en el Diario de México, de 1810. En ese entonces uno de los principales divertimentos era sorprenderse con freaks, fenómenos de la naturaleza, como María Rosa, una criatura extraña cuyo cuerpo medía únicamente una vara (entre 768 y 912 mm). En (mucho) menor medida se encontraba escribir a los principales diarios de la ciudad. Va la fábula dirigida al director del Diario de México:

"Tenía un hortelano dos perros y dos borricos. Un día les dio de comer a todos a un mismo tiempo y los borricos lo hicieron con bastante tranquilidad en su pesebre, pero los perros se pusieron a reñir en lugar de comer lo que su amo les había destinado. Llegó a este acto un perro forastero y, sin que ellos lo advirtiesen, se comió la ración de los dos. Entonces los borricos se dijeron uno al otro: los perros pasan en el mundo por astutos y, nosotros, por tontos, pero, ¿qué nombre merecerán ellos cuando, pudiendo emplear sus dientes en hacerse bien, los ocupan en destruirse y abandonar sus propios intereses?"


Queridos lectores, ¿cuál es la moraleja?