martes, 13 de enero de 2009

Sonia



Ayer, cuando llegó, yo ya estaba aquí. Lo mismo ocurrió hoy. A Sonia le dio risa eso. ¿Qué no duermes?, me preguntó. En realidad (mi muletilla gringa: Actually), lucho contra el sueño, que es un intruso en mi vida, le contesté. Entonces me acordé de esto:

"En realidad consideraba el sueño como una obligación inevitable que inútilmente le robaba el tiempo que hubiese preferido destinado a gobernar y representar. El sueño era un intruso privado e íntimo que irrumpía en una vida que debía transcurrir en medio de luces y decorados. Por eso cada vez que se despertaba los hacía malhumorado, descontento por haber dormido, irritado por el hecho mismo de dormir, y sólo la rutina del resto del día le devolvía la el equilibrio interior".

El emperador, de Ryszard Kapuscinski

1 comentario:

Cristóbal dijo...

Oí por ahí que dormir, cuando se sueña, es una doble vida. Yo procuro vivir y gozar las dos porque ambas son inevitables mientras nuestra voluntad lo quiera así o llegue la hora. P.D.¿Has suprimido algún comentario mío?