viernes, 2 de noviembre de 2007

Hay apocalípticos, hay integrados... y Perelló

Recibí esta carta y la publicamos en el otrora Foro de Excélsior, ahora Yo lector. Qué puedo decir, léanla.

Programas de TV, para inocular ideologías

Señor director:

El martes leí el artículo del señor Marcelino Perelló y me pareció muy interesante su punto de vista acerca de la supuesta función de las series estadunidenses catalogadas “wisdom, welfare & laught” como herramientas para transmitir ideología.

Es importante abordar este asunto, el de los medios como máquinas de cohesión e incluso de coerción, pues en México va vinculado a otros debates, por ejemplo, el de la Reforma del Estado y la electoral. Porque no debemos olvidar que aquí los medios funcionan con un sistema de concesiones.

Pero, volviendo al texto de Perelló, el autor considera que es por conducto de estos programas como el gobierno estadunidense intenta definir valores y roles: “Lo que sucede es que, junto al entertainment, por debajo de él, se cuela una carga masiva de ideología y de puntos de vista moralinos acerca de lo que la middle class debe pensar, creer y querer. Ideología que resulta, por su carácter indirecto e insidioso, realmente muy difícil de identificar, localizar y combatir”.

Sí, sin duda una gran parte de la sociedad considera dogmas (sin saberlo) a aquello que ve en la televisión, de lo contrario, los partidos políticos no tendrían tanto interés en pasar su propaganda en hora estelar, entre cada telenovela.

No obstante, ahora los estudios se abocan a cómo los individuos “decodifican” esta información, pues, por más que una muchacha chilanga vea que en su serie favorita las actrices usan abrigos de mink para lucir y, en segundo lugar, protegerse del frío invernal, ella no hará lo mismo en un diciembre mexicano más bien estival.

Creo que aquí hay una calle de doble sentido, es decir, los medios influyen en nosotros, pero ellos parten también en gran medida de nuestros gustos e intereses. El punto es que en ocasiones emplean conceptos erróneos, un ejemplo es la imagen que tienen de los jóvenes: todos los “chavos” vamos de reven a Aca, aunque puede ser que, este fin, Valle resulte una opción más atractiva; todos, invariablemente, pedimos que vuelvan a transmitir Otro Rollo.

No todos los jóvenes reducimos nuestro repertorio de palabras a 35 básicas, entre las que destaca el “güey” y, para enfatizar, la preposición súper.

Y sí lo considero un error y no un intento deliberado por homogeneizar a la chaviza, pues quienes trabajan en los medios, quienes producen los programas en los que abundan estereotipos son seres humanos que consideran su entorno una estampa fiel de la idiosincrasia nacional. No nos preocupemos, no son genios tenebrosos.

Encontré en internet un ejemplo interesante sobre la influencia que en los medios tienen los cambios culturales de la gente de a pie.

"Recientemente ha surgido en Japón la tendencia del gyaru-moji o letras de niñas. Las jóvenes sustituyen la escritura japonesa por una mezcla del código alfanumérico, caracteres latinos, números e ideogramas chinos, con el fin de crear una nueva escritura 'secreta', con todo el debate que implica el 'correcto uso de la lengua'".

Los apocalípticos medios se han dado cuenta de este fenómeno y comienzan a trabajar en ello, para venderles productos y servicios a las revolucionarias muchachas japonesas.

Algo con lo que me quedo del artículo de Perelló es que no se rasgó las vestiduras por el gag de su serie favorita, en el que se involucra a una supuesta Universidad de México. Al contrario, fue muy generoso y condescendiente con esa ocurrencia de algún lego gringo.

“Pero, de todas maneras, aunque la fantasmagórica universidad es motivo de ridículo y mueve a la risa como parte del gran chiste en el que quieren convertir a nuestro país los vecinos septentrionales, el asunto, más allá de la legítima indignación, debería movernos a reflexionar”.

Guillermo Estrada A.
México, DF



Queridos lectores, cuídense, no se vayan a romper una pierna y después se quedan fuera de los movimientos estudiantiles (revolucionarios, contraculturales, subversivos, alternativos...).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sigues fumando de la mala yerba, ya te dije si te paseas por el bosque busca de la rizitos de oro.jajajajajajaj