lunes, 31 de marzo de 2008

domingo, 30 de marzo de 2008

El gran Kimbo Slice




Su verdadero nombre es Kevin Ferguson. Afroamericano. Tiene 34 años, aunque aparenta muchos más debido a tanto madrazo que ha recibido (y propinado).

Es el clásico ejemplo de una celebridad de Internet.

Su popularidad internacional se la debe a las pelas callejeras consensuadas (con dinero de por medio), en las cuales demostró gran pericia. Sus mejores encuentros fueron registrados en video y distribuidos a nivel regional. Gracias a páginas como YouTube y Liveleak, Kimbo saltó el Atlántico y luego le dio la vuelta al mundo.

Pero lo suyo no siempre fue dar puñetazos, antes se dedicaba a derribar otros cuerpos en el futbol americano, pues durante su estancia en el high school (el nivel medio superior) perteneció al equipo escolar. Gracias a sus cualidades en tal deporte logró entrar a la Universidad de Miami (de donde es oriundo), pero sólo permaneció ahí un año y medio.

Pueden escuchar más sobre este youtubelebrity en los archivos de audio de WRadio, busquen mi nombre y denle click

Luego de haberme escuchado, no se diga más y vean una de las mejores peleas de Kimbo Slice: mi preferida, contra Chico.



Ahora visiten la página oficial de Kimbo Slice...

miércoles, 26 de marzo de 2008

Contrición...













Pues sí, dicen que hasta al mejor cazador se le va la liebre... aunque no soy el mejor cazador y muestra de ello es una impresionante errata (ja, eufemismo para horroroso error ortográfico) en un reciente correo electrónico que le envié a un amigo...
Y dice así: con-se-diste...
Ni modo, que quede este post como manera de expiar mi culpa.

Concedĕre... conceder... con razón me dicen, luego de cerrar la edición del día, que deje de escribir y me vaya a mi casa... porque quién sabe qué tarugada resulte...

lunes, 24 de marzo de 2008

Comienzan las historias detrás de los videos

A Eduardo, ¡joder!, a quién más




En Radio, con León Krauze
http://www.wradio.com.mx/entrevistasa.asp?pg=4&pal=&c=


En 2006, la revista Time le otorgó a la página de Internet YouTube el premio al invento del año.

Cuando el sitio fue vendido, la noticia le dio la vuelta al mundo debido a la cantidad que Google le ofreció a los entonces dueños: 1.650 millones de dólares a tres jóvenes cuya respectiva edad no superaba los 35 años en 2006. Todo lo anterior es del conocimiento de la mayoría de los millones de usuarios que diariamente YouTube registra.
No obstante, a un amplio sector de cibernautas no le ha quedado claro que tal sitio es más que un juguete, más que un conjunto de videos graciosos en los que un chavito norteño se cae a un río o una niña japonesa saluda a la cámara.
Como el lenguaje, Internet puede volverse algo nocivo o un asunto constructivo. Ejemplo de ello es la oleada de videos en contra de los llamados emos.
Pero YouTube también puede volverse un registro histórico.
+++
Fue en los sesenta cuando Octavio Paz y Julio Cortázar se conocieron en la India. De esa época, del paso de ambos por la embajada de México en Nueva Delhi, quedó como registro visual el video de un festival de las luces, el Diwali (la celebración de bienvenida del años nuevo hindú), uno en el que los dos escritores participaron. Las imágenes permanecieron enlatadas durante más de 30 años, hasta que el cineasta argentino Eduardo Montes-Bradley las recuperó con el objetivo de integrarlas en un documental sobre el autor de Rayuela. El título del trabajo es Cortázar: apuntes para un documental (2002).
Transcurrieron otros cinco años para que decidiera trepar a Internet ese fragmento al que le encontró más de una lectura, ése al que considera de un gran valor estético y digno de compartir en YouTube. Sólo basta entrar a la página de videos más popular en Internet y teclear: Octavio Paz y Cortázar.



Eduardo Montes-Bradely halla en estas imágenes “una transición entre el adulto y el niño”.

Como introducción a ellas podemos decir que se trata de un video de dos minutos con nueve segundos, sin audio.
Al principio, el camarógrafo nos sitúa entra varios niños, enfoca los rostros hasta que, en el segundo 20, por fin podemos identificar a Octavio Paz, quien porta un guayabera blanca y se quita las gafas para ponerlas en la bolsa de su camisa. Seguimos entre niños, en un jardín.
Luego del primer corte, en el segundo 32, vemos a Julio Cortázar detrás de los chiquillos del principio, él aplaude y salta como ellos, levanta los brazos y se echa el cabello para atrás.
La cámara hace un paneo a la izquierda para volver a encontrar a Paz…
“Creo que Octavio Paz no tenía con tanta frecuencia la posibilidad de darse este tipo de gustos y esa afinidad quizá sea la más importante entre ambos porque, como escritores, me parece de la misma manera mucha más adulto Octavio Paz y mucho más infantil Julio Cortázar”, afirma el cineasta.
Pero hay otra lectura, una aún más subjetiva que nos habla de los roles que durante la vida los protagonistas del registro visual desempeñaron, papeles que la cámara logra desnudar. “Cada uno ocupa su lugar en lo que son las relaciones íntimas: Aurora está ahí para retratar, Cortázar está ahí para jugar y Octavio Paz está ahí para observar. Cada uno hace lo que siempre supo hacer y lo hizo muy bien”.
Generalmente una sola visita a YouTube te ofrece muchos otros videos distintos al que te motivó a navegar. Al fin y al cabo, se trata de Internet, un medio prolijo, contingente, que te invita a explorarlo.




¿Cómo fue que Eduardo Montes-Bradley decidió subir parte de ese material y compartirlo con los más de 19 mil 136 visitantes que lleva en un año?
“No sé hasta qué punto uno puedo prescindir hoy de YouTube, creo que en la despersonificación hacia la que estamos yendo, resulta indispensable como instrumento para terminar de disolverse, diluirse, desaparecer. Lo que realmente importa en YouTube, que es lo que realmente debería importar, es lo que está ahí, son esas imágenes, son esos momentos, el placer que te produce lo que estás viendo.”
Debido a dicha novedad, con frecuencia revisa los comentarios que le dejan debajo del video. Está interesado en intercambiar puntos de vista con los visitantes.
“Hay algunos de un gran sentimentalismo, por ejemplo, hay gente que me ha dicho: ‘esto me ha hecho parar el día y salir a caminar y pensar de nuevo qué es lo que quiero hacer el resto el día de hoy, simplemente por una imagen que alguien colgó en Internet’”.
Un ejemplo de las opiniones que Montes-Bradley les escribe a quienes ven su video y se atreven a comentarlo es la siguiente:
“Paz sostenía que el lugar del intelectual estaba en ocupar los espacios críticos y que un escritor no podía estar con ningún gobierno. Esa definición me pareció excelente. Por otro lado, insisto, no me preocupa en la literatura las preferencias políticas del escritor. Me parece una pérdida de tiempo.”



¿Y si Julio Cortázar viviera?
“Yo creo que él estaría fascinado con eso (verse en YouTube). Porque él estaba fascinado con lo interactivo, recuerdas aquéllas apreciaciones de Cortázar sobre los graffiti en la pared y los pósters y los afiches y los carteles rasgados en la calle que terminaban creando otros carteles, él estaba encantado con la suciedad de las ciudades, de los muros y de la complejidad de una niña que va dando la vuelta por una esquina y descienda por una calzada misteriosa a la vereda de enfrente y termina en el mingitorio de un baño de un bar irlandés (haciendo alusión al cuento Reunión con un círculo rojo). YouTube es un poco eso, sabes por dónde estás entrando, pero no por dónde terminarás saliendo. Y eso le hubiese gustado a él”.


lunes, 10 de marzo de 2008

Hace algunos años...


Monterrey 50.- Entrevista exclusiva a Jesús Ortega (Foto: Alejandro Guzmán H.). 25-Jun-96. EXCÉLSIOR

domingo, 9 de marzo de 2008

Bobby 'boris' pickett & the cryptkickers - monster mash

¡Báilele!

Luego de una semana...

A Marco Gonsen, por palomear mi nombre en la lista, por sus enseñanzas

Ha transcurrido una semana desde cuando dejé Opinión. Debuté en nacional (con notas importantes, por cierto: el desmadre de los maestros en Gobernación, la liberación de Francisco Rafael Arellano Félix y los viajes del gobernador de Guanajuato Juan Manuel Oliva —al cabrón sólo le falta viajar a Oceanía y a la Antártida—, entre otras notitas) y como comentarista de radio, gracias a la invitación de León Krauze.

Debo reconocer que no ha sido fácil. Los tiempos, el ritmo, son muy distintos entre cada sección... en nacional se genera un embudo insufrible entre las 21 y las 22 horas. En cuanto a radio... bueno, jamás había trabajado en tal medio (actualizar la página de internet de W no cuenta). Si quieren saber cómo me fue, pueden abrir el siguiente link y buscar mi nombre: 0
http://www.wradio.com.mx/entrevistasa.asp?pg=13&pal=&c=#

Quiero su opinión... aunque sospecho que quien con el pulgar desaprobó mi comentario es la maestra Gabriela Warkentin. Van, desde aquí, mis más sinceras disculpas para ella.

Hoy (¿o ayer?, pues ya es la una de la mañana) llevé una entrevista de Jesús Ortega. El reportero Andrés Becerril consiguió buenas declaraciones, sobre todo con respecto al pasado del ahora candidato a la presidencia nacional del PRD (por cierto, el hombre va en su tercer intento... ya ¡dénsela!). Pero mi labor va más allá de pegar la nota...

Así comenzaba la nota original:

"Jesús Ortega Martínez pasó la infancia entre el jardín de San Marcos y las vías del ferrocarril, en Aguascalientes. Aunque pobre, en la mesa de su casa en el barrio de Guadalupe siempre había algo que comer. Fue allá, en la tierra de Ramón López Velarde, donde el perredista se involucró en rebeldías estudiantiles, que lo llevaron a convertirse en político profesional."

Ya se imaginarán por dónde le di... claro, me así del nombre del poeta y vámonos: utilicé algunos títulos de la obra de López Velarde para dividir la entrevista y organizarla. De esta manera la podrán leer en Excélsior:

sábado, 8 de marzo de 2008

“La violencia no es partera de la historia”

Jesús Ortega, candidato a la dirigencia nacional
del PRD


Aunque de joven fue tentado para convertirse en guerrillero, el paisano de López Velarde optó por la movilización política mediante un partido


Por Andrés Becerril
andres.becerril@nuevoexcelsior.com.mx







Jesús Ortega Martínez pasó la infancia entre el jardín de San Marcos y las vías del ferrocarril, en Aguascalientes. Aunque pobre, en la mesa de su casa, en el barrio de Guadalupe, siempre había algo que comer. El perredista comenzó a involucrarse en rebeldías estudiantiles desde cuando vivía allá, en la tierra de Ramón López Velarde.

Viaje al terruño
Aquel tipo de batallas no le resultaron ajenas a Ortega, heredero de luchadores sindicales: "Mi padre participó en el movimiento ferrocarrilero de 1958, 1959, el movimiento vallejista y, bueno, por eso había en mí un sentimiento de inconformidad, de rebeldía".

Este candidato a la presidencia nacional del PRD logró convencer a sus padres, Juana María Martínez y Antonio Ortega, y en 1973 tomó sus chivas para instalarse en la capital del país. Vino a estudiar ciencias biológicas en el IPN, desde donde comenzó una carrera de luchador social.

"Como muchos jóvenes de provincia, en Aguascalientes comentábamos que venir a estudiar a la gran metrópoli, a las grandes instituciones como la Universidad o el Politécnico, era un desafío, y eso fue lo que me motivó a ir por nuevos aires, nuevas visiones", cuenta Ortega.

A pesar de que su vida profesional se desarrollo en la Ciudad de México, nunca se desvinculó de su terruño. Ahí estudiaron sus hijos, ambos en la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Uno de ellos, Francisco Javier, terminó la carrera de diseño gráfico y, el otro, José María, la de historia. Ahora está haciendo una maestría sobre arqueología en Barcelona.

Nuestras vidas son péndulos
En 1973 Ortega llegó al Politécnico. Recuerda que "estaba muy reciente la matanza del 10 de junio (1971) y los acontecimientos de 68, y en el Politécnico, como Universidad, había inquietudes y protestas, a veces soterradas debido a la represión oficial y por eso se formaron lo que se llamó comités de lucha de la escuela Nacional de Ciencias Biológicas o el comité de lucha de la Esime o de la Esca. Ahí empecé mis actividades políticas estudiantiles".

En el IPN definió que el rumbo de su lucha política sería pacífico. Como muchos jóvenes de su época, fue seducido para tomar las armas e incorporase a alguno de los grupos armados que proliferaron en la década de los setenta.

Por aquel entonces uno de sus hermanos, en Aguascalientes, se había involucrado en un movimiento de formación del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) y, un día que llegó a la Ciudad de México a una reunión, invitó a Jesús Ortega.

"Me llamó mucho la atención: jóvenes participando en la creación de un nuevo partido político de izquierda. Entonces me involucré y ahí empezó mi colaboración política en un partido, en el Socialista de los Trabajadores".

Por este sobrio estilo
Sobre la posibilidad de tomar las armas, el aspirante a líder nacional del PRD admite que sí fue tentado para seguir tal derrotero y cuenta:

"Cuando te digo que varios compañeros se integraron es que en realidad se integraron a los movimientos armados, y claro que fui en varias ocasiones invitado y no dejé de pensar en la posibilidad de integrarme. Pero lo digo con toda certidumbre, nunca pensé que esa fuera la opción.

"Yo entendía que se necesitaba un partido político, una organización de gente convencida de la transformación del país y, aunque me invitaron en varias ocasiones y asistí a varias reuniones clandestinas, no le entré, porque ya tenía decidido no participar en un movimiento armado y sí participar en la formación de un partido político."

Fuensanta: dame todas las lágrimas del mar
Ortega todavía tiene frescas en la memoria las imágenes de las personas a quienes conoció en Politécnico y que habían muerto en la refriega contra las fuerzas del gobierno.

"Me daba coraje y una gran indignación saber que hubiera fallecido gente con la que había trabajado, por ejemplo, en Ciudad Nezahualcóyotl o en Ecatepec. Entonces quedaba un sentimiento de rabia y, por ello mismo, yo siempre he creído que esa no es la vía".

Admite que el marxismo incluye como una de sus tesis que la violencia es la partera de la historia pero, incluso a sabiendas de que se trata de una conclusión toral, no la compartió, por tener la certidumbre de que se necesitaba, más que un movimiento guerrillero, una gran acción popular de masas y, para ello, se requería un partido.

"Por eso, a pesar de la indignación que me causaba la muerte de mis compañeros, siempre tuve la certeza de que se necesitaba la organización de un gran partido de izquierda."

En mi pecho feliz
A Jesús Ortega no le incomoda ser considerado un socialdemócrata, aunque dentro de la geometría política prefiere definirse como demócrata de izquierda. Y se explica:

"Han pasado los años y estoy seguro de que siempre me he movido en la condición de un demócrata de izquierda. Es decir, sé que tengo que luchar, sé las cosas que deben transformarse para que haya igualdad, justicia social y de carácter económico; que las cosas ya no pueden seguir con tal injusticia, pero eso no implica terminar con las libertades políticas y tampoco imponer una dictadura del proletariado, como lo entendíamos antes, o cualquier tipo de dictadura.

"Ser de izquierda, lo digo ahora y esto ha sido parte de un proceso, implica ser demócrata. Que no puedes separar una cosa de la otra, que no se puede ser de izquierda y no ser un demócrata. Que no se puede ser progresista y avanzado y desdeñar la democracia. Y que no se puede ser de izquierda soslayando el ejercicio de las libertades individuales y políticas. No es verdad que la dictadura empata con el socialismo, con una visión progresista y de izquierda", dice.

La sangre devota
"Yo soy de una familia pobre, pero es verdad que no fue una situación de extrema pobreza, como los campesinos de Guerrero o de Hidalgo. Mi padre era ferrocarrilero y, mi madre, obrera textil. Yo vengo de una familia realmente pobre. Mi abuelo paterno también fue ferrocarrilero y, el materno, pequeño comerciante. Es explicable que aquellas condiciones tan terribles que vivieron muchos jóvenes, viendo a sus familias tan pobres, los condicionaran a tomar las armas, sin embargo, fui tomando decisiones, porque hay gente que vivió en ese entorno de injusticia, de pobreza y represión y también optaron por la lucha política, pero no por la vía armada".

Ortega sostiene que las revoluciones no son sólo resultado de la pobreza, sino de muchos otros factores que abren la posibilidad de un gran cambio, entre éstos, dice, está la presencia de una gran organización.

"En estos años he aprendido que los cambios en los países no se dan solamente porque los que están gobernando ya no pueden, se dan porque surge la alternativa y la gente la ve como una manera de transformación, no son la sangre y la pobreza las únicas condiciones para las transformaciones, se necesita la existencia de la alternativa".

"Por eso me explico que no es condenable la decisión de la gente que ha tomado las armas para cambiar las cosas, son entendibles, pero también pienso que hay que oponerse a una salida de esa naturaleza, hay que razonar que una salida así no es correcta, no da buenos resultados, no es verdad que la violencia sea la partera de la historia, ahí difiero con Marx. No es verdad que las revoluciones deban de ser armadas para que resulten reales. No es verdad que deba haber cuota de sangre y sacrificios para que haya cambios."


Una trayectoria de 28 años

Ortega fundó en 1999 la corriente Nueva Izquierda dentro del PRD. Antes de ello, su trayectoria se nutrió con varios cargos públicos. Este 2008 es, por tercera ocasión, candidato a dirigir al sol azteca:

  • A sus 28 años fue nombrado secretario general del Partido Socialista de los Trabajadores en el Distrito Federal.
  • Como diputado de la LI Legislatura participó en las Comisiones de Programación y Presupuesto, Cultura, Ciencia y Tecnología, y del Trabajo.
  • Resultó elegido diputado federal para la LIV Legislatura.
  • Fue coordinador del grupo parlamentario del PRD en la LVI Legislatura.
  • Para el período 2000-2006, fue elegido senador de la República y coordinador de su grupo parlamentario.

lunes, 3 de marzo de 2008

Se inicia una nueva temporada

Se inicia una nueva temporada



Son los nuevos retos los que marcan el final de una temporada y el comienzo de otra. Así ha sido desde cuando me inicié en esto del periodismo y la edición.

El viernes anterior, el maestro Víctor me recibió con una noticia parcialmente inesperada (le había planteado mi interés en moverme de casilla, esa necesidad de nuevos proyectos, pero jamás pensé que ocurriría hacia el camino que ahora tomaré, uno que en verdad superó mis expectativas)… no me la creí.

¿De qué se trata? Dejo Opinión (adiós a las plumas, adiós a las armas) y me incorporo a política nacional, a la llamada Primera, de Excélsior, claro. Ó-ra-le. Curioso, en otra época me hubiera interesado sobremanera conocer los intríngulis del proceso de selección: ¿cómo llegaron a determinar —y quiénes concluyeron eso, por cierto— que yo soy La Opción (caray, este ego no me debe fallar, menos ahora)? Pero hoy me basta con creer en mi trabajo y la satisfacción de haber logrado el movimiento que busqué, y tejí, desde octubre.

Elia Baltazar, de quien ya he escrito en esta bitácora, me pasa la estafeta. Creo que ahí radica el gran reto… Elia es una gran periodista… y sé que no bajaré el nivel de ese puesto.

Adiós a Opinión.

Porque esto es un trabajo en equipo, muchas gracias a:

Carlo Pini, por haberme abierto las puertas de Excélsior.
Al maestro Alfonso López Barrenquy, pues sin su entrenamiento diario no tendría las armas de sobra para enfrentar este nuevo reto.
Rodolfo Medel (el hermano mayor que nunca tuve… y nuca quise tener), carnalito, gracias por confiar en mí.
Víctor Torres, maestro, ¿acaso esta nueva temporada hubiera comenzado sin usted?

Hay que volver a comenzar...

sábado, 1 de marzo de 2008

Deus ex machina



Una reseña más para Excélsior.




¿Qué tal si te perdieras en una isla y unos caníbales te persiguieran? ¿O prefieres despertar en medio de la selva?


No. Olvida lo anterior. Mejor aún: ¿qué harías si, luego de un sismo o un atentado terrorista, quedaras atrapado en un centro comercial, con luz escasa, perdido, pero (considéralo) con todo lo que un mall ofrece?


Vamos más lejos, pensemos en un contexto diferente al nuestro. Imagina que afuera de ese lugar donde quedaste atrapado hay un mundo hedonista y sin guerras, en el que ahora todos tienen todo, “una época en la que la gente compra por motivaciones del todo ajenas a la necesidad o el abasto”, al grado de que en ese centro comercial hay un departamento de perfumería para mascotas o descuentos en los “modificadores del color de los ojos de tu bebé”, ¡órale!


Así es el mundo que Mario González Suárez ha creado y sabe que en él, a pesar de todo el placer, hay quien no estará contento, pues nunca faltan los inconformes (he aquí el gran drama humano) quienes creen que “la prosperidad material no era sino la más depurada forma de la esclavitud espiritual” (¡pero qué necesidad!, diría el clásico).


Entonces el autor decide cuestionar la ataraxia de su creación, elige a unos ciudadanos del orbe y los pone en un ambiente extremo.


Pero los “sobrevivientes” no están solos, durante los tres actos de esta obra contarán con la participación (más con el fin de sacar de onda al lector, que a los personajes) del director de escena, Eugenio Cortina, y la de César, un ser alado como ángel (por si alguien creía que los dioses no pueden relacionarse con los seres humanos, ni para ayudar ni para castigar).


Prosa fluida, sin duda. Tema ya leído, tampoco hay duda de ello, muy al estilo de “nene, nene, qué vas a hacer… cuando alguien apriete el botón”.


—Por Omar Astorga





Título: La sombra del sol
Autor: Mario González Suárez
Editorial: Almadía
Colección: Mar abiertoMéxico, 2008149 pp.