lunes, 24 de marzo de 2008

Comienzan las historias detrás de los videos

A Eduardo, ¡joder!, a quién más




En Radio, con León Krauze
http://www.wradio.com.mx/entrevistasa.asp?pg=4&pal=&c=


En 2006, la revista Time le otorgó a la página de Internet YouTube el premio al invento del año.

Cuando el sitio fue vendido, la noticia le dio la vuelta al mundo debido a la cantidad que Google le ofreció a los entonces dueños: 1.650 millones de dólares a tres jóvenes cuya respectiva edad no superaba los 35 años en 2006. Todo lo anterior es del conocimiento de la mayoría de los millones de usuarios que diariamente YouTube registra.
No obstante, a un amplio sector de cibernautas no le ha quedado claro que tal sitio es más que un juguete, más que un conjunto de videos graciosos en los que un chavito norteño se cae a un río o una niña japonesa saluda a la cámara.
Como el lenguaje, Internet puede volverse algo nocivo o un asunto constructivo. Ejemplo de ello es la oleada de videos en contra de los llamados emos.
Pero YouTube también puede volverse un registro histórico.
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Fue en los sesenta cuando Octavio Paz y Julio Cortázar se conocieron en la India. De esa época, del paso de ambos por la embajada de México en Nueva Delhi, quedó como registro visual el video de un festival de las luces, el Diwali (la celebración de bienvenida del años nuevo hindú), uno en el que los dos escritores participaron. Las imágenes permanecieron enlatadas durante más de 30 años, hasta que el cineasta argentino Eduardo Montes-Bradley las recuperó con el objetivo de integrarlas en un documental sobre el autor de Rayuela. El título del trabajo es Cortázar: apuntes para un documental (2002).
Transcurrieron otros cinco años para que decidiera trepar a Internet ese fragmento al que le encontró más de una lectura, ése al que considera de un gran valor estético y digno de compartir en YouTube. Sólo basta entrar a la página de videos más popular en Internet y teclear: Octavio Paz y Cortázar.



Eduardo Montes-Bradely halla en estas imágenes “una transición entre el adulto y el niño”.

Como introducción a ellas podemos decir que se trata de un video de dos minutos con nueve segundos, sin audio.
Al principio, el camarógrafo nos sitúa entra varios niños, enfoca los rostros hasta que, en el segundo 20, por fin podemos identificar a Octavio Paz, quien porta un guayabera blanca y se quita las gafas para ponerlas en la bolsa de su camisa. Seguimos entre niños, en un jardín.
Luego del primer corte, en el segundo 32, vemos a Julio Cortázar detrás de los chiquillos del principio, él aplaude y salta como ellos, levanta los brazos y se echa el cabello para atrás.
La cámara hace un paneo a la izquierda para volver a encontrar a Paz…
“Creo que Octavio Paz no tenía con tanta frecuencia la posibilidad de darse este tipo de gustos y esa afinidad quizá sea la más importante entre ambos porque, como escritores, me parece de la misma manera mucha más adulto Octavio Paz y mucho más infantil Julio Cortázar”, afirma el cineasta.
Pero hay otra lectura, una aún más subjetiva que nos habla de los roles que durante la vida los protagonistas del registro visual desempeñaron, papeles que la cámara logra desnudar. “Cada uno ocupa su lugar en lo que son las relaciones íntimas: Aurora está ahí para retratar, Cortázar está ahí para jugar y Octavio Paz está ahí para observar. Cada uno hace lo que siempre supo hacer y lo hizo muy bien”.
Generalmente una sola visita a YouTube te ofrece muchos otros videos distintos al que te motivó a navegar. Al fin y al cabo, se trata de Internet, un medio prolijo, contingente, que te invita a explorarlo.




¿Cómo fue que Eduardo Montes-Bradley decidió subir parte de ese material y compartirlo con los más de 19 mil 136 visitantes que lleva en un año?
“No sé hasta qué punto uno puedo prescindir hoy de YouTube, creo que en la despersonificación hacia la que estamos yendo, resulta indispensable como instrumento para terminar de disolverse, diluirse, desaparecer. Lo que realmente importa en YouTube, que es lo que realmente debería importar, es lo que está ahí, son esas imágenes, son esos momentos, el placer que te produce lo que estás viendo.”
Debido a dicha novedad, con frecuencia revisa los comentarios que le dejan debajo del video. Está interesado en intercambiar puntos de vista con los visitantes.
“Hay algunos de un gran sentimentalismo, por ejemplo, hay gente que me ha dicho: ‘esto me ha hecho parar el día y salir a caminar y pensar de nuevo qué es lo que quiero hacer el resto el día de hoy, simplemente por una imagen que alguien colgó en Internet’”.
Un ejemplo de las opiniones que Montes-Bradley les escribe a quienes ven su video y se atreven a comentarlo es la siguiente:
“Paz sostenía que el lugar del intelectual estaba en ocupar los espacios críticos y que un escritor no podía estar con ningún gobierno. Esa definición me pareció excelente. Por otro lado, insisto, no me preocupa en la literatura las preferencias políticas del escritor. Me parece una pérdida de tiempo.”



¿Y si Julio Cortázar viviera?
“Yo creo que él estaría fascinado con eso (verse en YouTube). Porque él estaba fascinado con lo interactivo, recuerdas aquéllas apreciaciones de Cortázar sobre los graffiti en la pared y los pósters y los afiches y los carteles rasgados en la calle que terminaban creando otros carteles, él estaba encantado con la suciedad de las ciudades, de los muros y de la complejidad de una niña que va dando la vuelta por una esquina y descienda por una calzada misteriosa a la vereda de enfrente y termina en el mingitorio de un baño de un bar irlandés (haciendo alusión al cuento Reunión con un círculo rojo). YouTube es un poco eso, sabes por dónde estás entrando, pero no por dónde terminarás saliendo. Y eso le hubiese gustado a él”.


1 comentario:

Gade Herrera dijo...

Entonces qué carnalillo... creo que deberías hacer tus escritos más cortos... cro yo.. jeje

¿YTa viste mi otro blog? ¡Es más humano!, creo.