Una reseña más para Excélsior.
¿Qué tal si te perdieras en una isla y unos caníbales te persiguieran? ¿O prefieres despertar en medio de la selva?
No. Olvida lo anterior. Mejor aún: ¿qué harías si, luego de un sismo o un atentado terrorista, quedaras atrapado en un centro comercial, con luz escasa, perdido, pero (considéralo) con todo lo que un mall ofrece?
Vamos más lejos, pensemos en un contexto diferente al nuestro. Imagina que afuera de ese lugar donde quedaste atrapado hay un mundo hedonista y sin guerras, en el que ahora todos tienen todo, “una época en la que la gente compra por motivaciones del todo ajenas a la necesidad o el abasto”, al grado de que en ese centro comercial hay un departamento de perfumería para mascotas o descuentos en los “modificadores del color de los ojos de tu bebé”, ¡órale!
Así es el mundo que Mario González Suárez ha creado y sabe que en él, a pesar de todo el placer, hay quien no estará contento, pues nunca faltan los inconformes (he aquí el gran drama humano) quienes creen que “la prosperidad material no era sino la más depurada forma de la esclavitud espiritual” (¡pero qué necesidad!, diría el clásico).
Entonces el autor decide cuestionar la ataraxia de su creación, elige a unos ciudadanos del orbe y los pone en un ambiente extremo.
Pero los “sobrevivientes” no están solos, durante los tres actos de esta obra contarán con la participación (más con el fin de sacar de onda al lector, que a los personajes) del director de escena, Eugenio Cortina, y la de César, un ser alado como ángel (por si alguien creía que los dioses no pueden relacionarse con los seres humanos, ni para ayudar ni para castigar).
Prosa fluida, sin duda. Tema ya leído, tampoco hay duda de ello, muy al estilo de “nene, nene, qué vas a hacer… cuando alguien apriete el botón”.
—Por Omar Astorga
Título: La sombra del sol
Autor: Mario González Suárez
Editorial: Almadía
Colección: Mar abiertoMéxico, 2008149 pp.
No hay comentarios:
Publicar un comentario