jueves, 13 de septiembre de 2007

Jaque a la descubierta

He tenido problemas con el discurso de "la gente". Sí, ya voy a empezar de sangrón (de fatuo, dirían los Víctores, Espíndola y Zúñiga), pero necesito unos minutos de catarsis. Denme chance.

Todos los vínculos humanos son relaciones de poder, donde sea encontrarán esclavos y amos (Marcador: Foucault, 1; Omar, 0). Con la pareja, en la escuela, en el trabajo (¡jelou!)... con los amigos, por desgracia.

No niego que nos rigen dualidades clave, la dialéctica, pero, ¿por qué la gente se aferra a ver déficit y superávit, ganadores y perdedores, ¡quien presiona y quien es presionado!? Estos benditos términos y este maldito maniqueísmo ya están permeando en mí.

Cuando la necedad empieza a hacer mella, recuerdo algunos textos que me han dado ejemplos concretos sobre el manejo del poder, el que no sólo reprime, sino el que también produce efectos de verdad y genera saber (otra más para Foucault).

Este post va para Ivonne Melgar, una lectora de lujo, cuya prosa es envidiable. Ella ha bajado a las entrañas del infierno y ha dado cuenta de lo siguiente, publicado el sábado 21 de octubre de 2006, en Excélsior, por supuesto:

"El ejercicio del poder, en la aplicación del organigrama, sea en las oficinas privadas como en las públicas, en las corporaciones como en los gobiernos, la debilidad nos saca de quicio. Y el refrán popular sigue vigente: si les das la mano, te toman el pie.

"¿O acaso ha visto usted un jefe barco exitoso, laboral y afectivamente hablando? No. La banda quiere a los superiores que controlan, que calan, que un día castigan y el otro premian; las bases adoran a quienes se ponen de malhumor porque la mosca voló fuera del guión previsto, disfrutan la palmadita del que apenas dos horas atrás les puso cara, quién sabe por qué.

"Eso de la horizontalidad todavía no va con nosotros. Eso de aquí somos iguales, pásale cuando quieras, tenme confianza, háblame de tú y tómate tu tiempo, siempre acaba mal en lo que a relaciones de subordinados y superiores se trata.

"Y vaya que somos complicados, porque no basta sólo con ejercer el poder; hay que hacerlo bien y con justicia."



Hay que saber cómo funciona el sistema, para poder modificarlo (aunque se crea que esto es un sueño de opio).

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